
La acusación lo quiso dejar en claro el primer día: el juicio contra Donald Trump – la primera vez en la historia que un ex presidente de EE.UU. está sometido a un proceso penal– no es un escándalo sexual sino que va mucho más allá de eso. A pesar de que en la trama se habla de infidelidad con una actriz porno, una conejita de playboy y de una serie de traiciones, la acusación contra el ex jefe de la Casa Blanca dijo este lunes que el caso es «un intento de interferencia en las elecciones de 2016», para ocultar a los votantes información negativa sobre el candidato a la Casa Blanca. Trump negó los cargos y se declaró inocente.
De traje oscuro y corbata azul, Trump, de 77 años, estuvo presente en el tribunal de Manhattan en el primer día del juicio por el caso del pago a la actriz porno Stephanie Gliffords, hoy de 45 años, cuyo nombre artístico es Stormy Daniels.
En sus alegatos los fiscales afirman que, cuando ya era presidente, Trump permitió a su compañía falsificar registros para esconder los desembolsos que le había hecho a Michael Cohen, abogado y hombre de confianza de Trump, quien fue quien pagó US$ 130.000 a Daniels para que no hablara sobre la relación durante la campaña.
Según los fiscales, la conspiración comenzó unos meses después de que Trump anunciara su candidatura en 2015 en una reunión entre él, su abogado Cohen y el editor del tabloide National Enquirer, David Pecker.
Los tres «decidieron ocultar la información negativa sobre el magnate para ayudarlo a ser elegido» utilizando la práctica de «catch and kill» del tabloide: comprar exclusivamente los derechos sobre una historia para no publicarla jamás y evitar que la publique en otro medio, argumentó la fiscalía.
Así, Pecker primero pagó 30 mil dólares a un portero de la Trump Tower para enterrar el rumor de una supuesta paternidad extramatrimonial, luego 150 mil dólares a la conejita de Playboy Karen McDougal para silenciar su relación previa con el magnate. Y también ayudó a Trump cuando Stormy Daniels se acercó al tabloide para revelar su antigua aventura con el magnate.
Pecker le hizo saber del tema a Cohen, el abogado y mano derecha de Trump, quien pagó de su propio bolsillo 130 mil dólares y luego fue reembolsado por su jefe con una serie de cheques asentados como “servicios legales” en lugar de registrarlos como gasto de campaña. Cohen y Pecker, que entonces eran amigos de Trump, lograron acuerdos con la justicia y ahora testifican en el juicio contra el ex presidente.
Este es uno de los cuatro casos penales que afronta el magnate. Con diversas estrategias, Trump ha intentado aplazar los juicios para que no afecten su campaña electoral. Sin embargo, este proceso, que podría culminar en junio, podría ser el único que tendría una sentencia antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Hasta ahora la catarata de juicios que afronta Trump no parece afectarlo demasiado en los sondeos y sus seguidores siguen firmes junto a su líder que consideran que todo es una “caza de brujas”. Pero cuando está empatado en las encuestas con Biden y necesita salir al terreno para hacer campaña, debe estar empantanado al menos 6 semanas en New York para estar sentado en el banquillo.
Fuente Clarin