
Mientras Las Fuerzas del Cielo domaban en las redes, las fuerzas de la tierra, precarizadas y endeudadas, intentaban llegar a fin de mes. El deterioro de las condiciones de vida en lo que va de la presidencia de Javier Milei fue palpable, tuvo su epicentro en la provincia de Buenos Aires y se plasmó en las urnas el domingo.
El Círculo Rojo y la catarsis del día después
Estas dos ideas transmitió un empresario que participó de una cena a la que convocó un banquero nacional post elecciones y que sirvió de catarsis.
Sin tanta vehemencia, un financista muy embanderado con el Gobierno y con vínculos estrechos con Milei coincidió. “No van a poder pasar las reformas en el Congreso”, se lamentó. Cree que el Gobierno acusó recibo y destacó que Toto Caputo haya empezado a bajar las tasas y que eso aliviará a la economía real, pero “si llega a cambiar el humor para las elecciones de octubre, no lo sé”, dijo.
Bancar las reformas de Javier Milei
La Unión Industrial Argentina (UIA) contiene a sectores muy afectados por la política económica aperturista y de baja actividad doméstica. Las empresas venden menos y pierden participación en el mercado contra producción importada. Según la última encuesta de la entidad, una de cada cuatro empresas informó que redujo su dotación de personal y las expectativas negativas crecieron.
Sin embargo, durante la reunión de la Junta Directiva realizada en Córdoba por el Día de la Industria, el presidente de la UIA, Daniel Rappallini, planteó que era necesario sobrellevar la caída en la actividad, dado que el gobierno de Milei es el único dispuesto a impulsar las reformas laboral y tributaria.
“Estamos atravesando el río, todo cuesta y es difícil ver que esto cambie a partir de noviembre, pero nadie dice ‘esto no va más’, queremos ver qué pasa con las grandes reformas en 2026”, dijo un directivo de la UIA que, en representación de una gran empresa escuchó la arenga de Rappallini para aguantar e insistir con las reformas que, según el empresariado, faltan.
Ladrillos y fideos
La Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), la más activa en la agenda de reclamos, celebró su Consejo Federal en Paraná este jueves, mientras el gobernador Rogelio Frigerio se entrevistaba con Guillermo Francos, Caputo y el flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán.
“El sector atraviesa una fuerte crisis: caída de la actividad, incertidumbre financiera y paralización de obras que afectan a empresas y trabajadores. La detención de la inversión pública en infraestructura genera pérdidas económicas, frena servicios esenciales, compromete la competitividad y aumenta la ‘deuda de infraestructura’. No se trata sólo de proyectos públicos: también la construcción privada está paralizada, profundizando el impacto en empleo y economía”, bramaron las constructoras.
Las empresas de consumo masivo también veían el nubarrón delante de ellas, aunque buscaban claros en el cielo. Los balances que presentaron Molinos, Ledesma y Mastellone en el primer semestre arrojaron pérdidas contra la primera mitad de 2024, marcada por lo peor de la crisis post devaluación de Milei y Caputo.
Arcor defendió ganancias, pero con una caída sustancial. Las ventas de Ledesma cayeron en cantidades 17,1% anual. Las de Molinos crecieron 1,9%, pero con precios que subieron casi 30 puntos menos que la inflación general.
“No hay margen para nada, las últimas dos subas del dólar no las pasamos a precios, aun con la rentabilidad por el suelo”, dijeron en una gran empresa del sector.
El derrame de la malaria
La teoría del derrame funciona en las malas. La consultora Analytica cruzó los datos económicos con el resultado electoral. “El revés electoral encuentra fundamentos específicos en términos del escaso delivery del programa sobre la calidad de vida de los bonaerenses”, afirmó.
Al cruzar datos de actividad y desempeño electoral, la consultora de Ricardo Delgado notó que la diferencia a favor de Fuerza Patria fue mayor en los distritos en los que la industria y la construcción tienen un peso más importante.
En la Primera sección, donde el peronismo ganó por casi diez puntos, el peso de la industria en economía es de casi 30% y la construcción representa el 7,2% de la actividad. En la Tercera, la construcción es el 7,8%. En la Segunda sección, la crisis de la metalúrgica se sintió más: en San Nicolás, casi 60% de la actividad es industrial.
La provincia también sintió con más fuerza que el resto del país el recorte en la obra pública, con una caída del 91,3% contra 2023 que llegó a casi 99% en viviendas, agua y alcantarillado.
Las ventas en supermercados del Gran Buenos Aires cayeron 13% contra el promedio de 2017 – 2022, mientras que, a nivel nacional, la caída promedio fue de 7,6%.
Todo esto impactó en empleo e ingresos. El desempleo en el Gran Buenos Aires aumentó 1,4 puntos entre el primer trimestre de 2023 y el de 2025 y la informalidad ascendió al 44%. La cantidad de familias de clase media que quemaron ahorros para llegar a fin de mes creció del 30 al 41% en comparación con 2022. El endeudamiento con bancos en familias de ingresos bajos y medio creció del 9 y el 13,2% del total al 11,5 y el 15,8%, respectivamente.
Por si fuera poco, los últimos datos de empleo formal a nivel nacional fueron decepcionantes. En junio volvieron a destruirse puestos de trabajo: 12.150 en el sector privado y 7.824 en el público. Entre noviembre de 2023 y mitad de 2025, se registraron 189.608 empleos formales en relación de dependencia menos y el monotributo aumentó en 129.300 agentes.
Fuente Letra P