Era julio de 1962. Audrey Backeberg, una joven de 20 años de Reedsburg, Wisconsin, Estados Unidos, salió de su casa. Era un día normal en este pueblo de menos de 10.000 habitantes conocido por su producción de mantequilla, su mascota Herbie el Castor… y nada más. Backeberg, que estaba casada y tenía dos hijos pequeños, dijo que iba a la capital cercana, Indianápolis, a recoger su salario mensual. Y no se volvió a saber de ella.
Según la organización Wisconsin Missing Persons Advocacy, una niñera de 14 años afirmó haber acompañado a Backeberg a Madison, la capital del estado, donde debía hacerse con el dinero. Desde allí, sin embargo, ambas tomaron un autobús hacia Indianápolis, Indiana, para realizar unas compras. Una vez allí, la niñera decidió regresar a Wisconsin, mientras que Backeberg permaneció en la ciudad. Las investigaciones posteriores revelaron que fue vista por última vez cerca de una parada de autobús.
En esas pesquisas, la policía descubrió que el matrimonio de Backeberg estaba lejos de ser ideal. Según relata el medio británico The Independent, enfrentaba tensiones significativas y había denuncias de maltrato en los días anteriores a su desaparición. Las autoridades sospecharon que el marido la había asesinado, pero él siempre defendió su inocencia y mantuvo durante años que no tuvo relación con su marcha. “Su familia siempre sostuvo que ella nunca habría abandonado voluntariamente a sus hijos”, declaró la organización de personas desaparecidas.
Pero la policía no encontró pruebas de que hubiera existido ningún crimen y el caso quedó archivado durante décadas. Hasta que este año un detective, Isaac Hanson, retomó la investigación. Y cuando nadie lo esperaba, ha puesto fin al misterio. Audrey Backeberg ha sido encontrada con vida: tiene 82 años y vive fuera del estado de Wisconsin, aunque la policía, por respeto a su privacidad, no ha revelado la ubicación.
Según explicó Hanson a la cadena WISN, la cuenta de la hermana de Backeberg en el sitio de genealogía Ancestry.com fue clave para localizar su paradero, ya que permitió acceder a registros relevantes como censos y certificados de defunción. “Eso fue crucial para localizar la información que necesitábamos”. Tras identificar una dirección donde podría estar viviendo Audrey, el detective contactó con las autoridades locales del área, quienes verificaron la residencia. “En menos de diez minutos, ella me llamó. Hablamos durante 45 minutos”, relató Hanson.
“Sonaba feliz, sin remordimientos”
Así pudo saber que la desaparición de Audrey no fue producto de ninguna actividad delictiva ni violenta. En un comunicado, las autoridades informaron que “Backeberg tomó la decisión de marcharse por su propia cuenta”, dejando atrás su vida anterior sin dar aviso.
Hanson detalló al medio estadounidense que ella parecía estar tranquila y decidida respecto a cómo eligió manejar su vida. “Sonaba feliz. Segura de su decisión. Sin remordimientos”, declaró el detective, quien también subrayó que la conversación con Audrey permanecerá privada, según lo que le prometió durante su llamada. Sobre las posibles razones para su alejamiento, Hanson señaló que estuvieron vinculadas a la convivencia problemática que enfrentaba dentro de su hogar. “Creo que simplemente se alejó de todo, siguió adelante con su vida y vivió a su manera”, ha comentado el detective.
Fuente Infobae
