
Se dijo “tabula rasa”, pero el gobierno de Javier Milei igual se reservó una pequeña chicana contra Mauricio Macri después de las elecciones de la Ciudad. El jueves, cuandoToto Caputo hizo el anuncio formal sobre los dólares y el colchón, lo presentó bajo el nombre de “plan de reparación histórica de ahorros argentinos”.
El término “reparación histórica” había sido utilizado por el gobierno de Cambiemos para referirse al reajuste de jubilaciones y pensiones. En la administración libertaria se rieron de la ocurrencia que tuvo un altísimo funcionario de apropiarse de la denominación. Un chascarrillo inocente, pero que denota el objetivo final de los libertaros: quedarse con todo lo que alguna vez haya sido de Macri en términos electorales.
La situación de debilidad en la que quedó tras el triunfo de Manuel Adornies una humillación difícil de digerir para Macri, un dirigente acostumbrado a ejercer el poder, que pensó que encontraría en Milei un vehículo para cumplir algunos de sus objetivos y que el Presidente le reconocería la magnanimidad de su apoyo. Fue un gran error. Los libertarios se pusieron como meta la destrucción del PRO apenas pisaron la Casa Rosada.
La derrota generó hasta un pase de facturas entre los primos. Jorge Macri está convencido de que se perdió por culpa de la nacionalización del debate. En el entorno del expresidente hay críticas a la gestión y a la decisión de desdoblar. Admiten que hubo errores en el diagnóstico y que se pensó que mayo sería un mes más difícil para Milei que octubre, cuando el Gobierno llegaría con la baja de la inflación consolidada.
Las voces que escucha Mauricio Macri
Un par de días después de aterrizar en Madrid, el expresidente le escribió un mensaje a Milei para felicitarlo por el triunfo. Había decidido escuchar las voces menos belicosas de su entorno. “Dejala pasar. Ahora es toda de Milei. No tenemos nada para ganar”, le sugirieron algunos dirigentes del partido, preocupados por los resultados que vieron en la Ciudad.
Esa posición implica hacer un acuerdo con LLA y renunciar a la lista propia en la legislativas de este año. A Macri no le gustó nada, pero atendió los pedidos que hay, en particular, en la provincia de Buenos Aires, donde las encuestas muestran que la marca PRO, por sí sola, no llega a medir siete puntos.
Con los números consumados, intendentes del PRO y algunos radicales de la provincia de Buenos Aires pidieron acelerar el acuerdo que había entrado en pausa hasta la elección porteña. Pusieron como única condición que el cierre no implique someterse a la marca de LLA. En la Casa Rosada entienden que eso no será un problema en las elecciones locales, donde habrá ocho elecciones diferentes, una por cada sección electoral. En esa instancia, los libertarios dependen mucho más del armado ajeno, porque casi no tienen intendentes propios. La UCR y el PRO corren con ventaja. La negociación fina quedó en manos de Ritondo y Sebastián Pareja, el hombre fuerte de Karina Milei para la provincia.
La elección nacional presenta otras complicaciones. Es la que le importa, verdaderamente, a la Casa Rosada. Karina Milei y Santiago Caputo quieren llenar el Congreso de libertarios puros. Para esa instancia, las negociaciones se van a poner más tensas. Dependerá del “nivel de destrato” que los libertarios le dispensen al PRO en la instancia provincial.
La orden de la Casa Rosada es que el acuerdo conforme a los nuevos socios para no provocar rupturas no deseadas, pero que tengan en cuenta el escenario que se vio en la Ciudad. En el equipo que trabaja cerca de Caputo entienden que se trató de “una encuesta a cielo abierto”, que marca cómo pueden reacomodarse las marcas hacia adelante. “Si la elección de octubre fuera este domingo, nosotros subiríamos y el PRO bajaría”, aseguran. Trabajan con la hipótesis de que el electorado es mucho más antiperonista que anti-Milei. Eso aglutina el voto opositor en la opción libertaria, que aparece como la más fuerte frente el kirchnerismo.
La identidad del PRO
Aunque su idea inicial había sido jugar la propia y marcar diferencias con LLA sobre todo enfocadas en cuestiones institucionales, Macri finalmente escuchó a quienes le pidieron lo contrario. Algunos dirigentes de la plana mayor del PRO dicen que eso marca una diferencia en la forma de la toma de decisiones. Ahora el expresidente consulta y resuelve de manera mucho más horizontal que cuando detentaba el poder.
A otros todavía no les cierra la idea de la fusión con LLA para las elecciones nacionales. Piensan que “sería mejor ir con la lista propia y hacer una mala elección” porque, el que renuncia a diferenciarse, finalmente desaparece. “Dejarse fagocitar es una mala elección, pasas a valer cero”, apunta un dirigente de peso en el partido. Ruegan que el PRO no desarme sus bloques de la Cámara de Diputados y del Senado.
El problema principal está en la Ciudad de Buenos Aires. En territorio bonaerense, Ritondo marcha rumbo a un acuerdo. En el resto de las provincias que gobierna lo que supo ser Juntos por el Cambio, los gobernadores definen las estrategias. En Entre Ríos y en Chubut, Rogelio Frigerio e Ignacio Torres, respectivamente, armaron frentes provinciales que incluyen a los libertarios en las listas, tal como hizo el radical Leandro Zdero en Chaco.
En la Ciudad la situación es más compleja. El triunfo de Adorni dejó a Jorge Macri en una situación complicada en la Legislatura, donde el peronismo tendrá la primera minoría, con 20 legisladores. En segundo lugar estará el bloque libertario, con 13 integrantes; luego el PRO, con diez; el espacio que responde a Horacio Rodríguez Larreta, con cinco; el radicalismo, también con cinco y otras bancadas, que suman siete. Para aprobar cualquier proyecto, Macri necesitará cerrar acuerdos con los libertarios y otros o con el peronismo.
En ese contexto, el PRO deberá definir si lleva candidatos propios para el Senado y Diputados. Mauricio Macri ya se autoexcluyó como candidato. En LLA, pica en punta Patricia Bullrich, la que mejor mide en las encuestas, pero Milei no la quiere perder como ministra de Seguridad. Todavía no está definido. En el Gobierno dan por sentado que, en el Senado, se quedarán con las dos bancas por la mayoría y el peronismo renovará la que ostenta Mariano Recalde, por la minoría. Dicen que el PRO no tiene ninguna chance de conseguir un lugar, juegue quien juegue. Habrá que ver si se puede unificar la oferta para Diputados.
La paciencia calabresa
El tramo final antes de las elecciones lo encontró a Macri de recorrida por la Ciudad y también de reunión en reunión, entre dirigentes y empresarios. A algunos de los que lo vieron les llamó la atención lo molesto que se mostró con el gobierno de Milei. “En modo hater”, resumió un asistente a uno de los encuentros con el sector privado.
El enojo atiende muchas razones pero, principalmente, el destrato que sintió de parte del Gobierno cuando entiende que, además del apoyo en el ballotage, colaboró en la gobernabilidad. El último día de campaña, encima, se sumó el uso de videos falsos hechos por parte del oficialismo con inteligencia artificial que perjudicaban al PRO. “Lo bullynearon mucho a Mauricio. Esto no va a ser gratis”, apunta un dirigente territorial de peso que lo conoce desde hace años.
En la Casa Rosada también esperan el vuelto. Dicen que la gran pregunta es “hasta dónde llegará la venganza” del expresidente. Apuestan a algún intento por mover influencias en Comodoro Py para incomodar al Gobierno. Pero no creen que eso se active en el corto plazo. Macri entiende que quedó en una situación de debilidad. “Si nos tiran, nosotros también tiramos”, replican.
Por eso, por ahora, Macri bajó las armas. “Wait and see”, dicen en el macrismo. Dejar pasar el momento de estrellato de Milei, esperar y ver si pasa la ola libertaria, la historia pega la vuelta y el PRO tiene chances de resucitar.}
Fuente Letra P