José Luis Espert es muy temperamental. Algunos dicen que es idéntico a Javier Milei en sus reacciones pero tiene “mucha más calle” y, en lugar de un mirada fulminante, cuando conviene, prefiere fingir demencia y proseguir en la charla. Como economistas, inclusive, piensan muy parecido pero hasta se apasionan cuando uno advierte que piensa diferente al otro.
Sin embargo, no son estas coincidencias las que hicieron que el Presidente eligiera “al profe” como candidato a diputado nacional en las próximas elecciones. Sino que la gran elección que realizase en 2021, sumado a que es la figura que mejor representa la idea liberal en la Provincia, hace que Espert se imponga sobre el resto.
Esa definición personalísima de Milei sobre Espert provocó la aparición de innumerables situaciones que a los ojos del legislador nacional sonaban casi conspirativas. Desde algunos comentarios surgidos desde las usinas libertarias cercanas a Sebastián Pareja, hasta off de importantes referentes del PRO, llegaban al oído del “profe” y solían sacarlo de su eje.
El presidente de La Libertad Avanza bonaerense siempre encoge los hombros también. Al igual que Espert, se siente observado, inmerso en una mesa de operaciones en la que todos son culpables e inocentes a la vez. Articular tensiones e intereses de orígenes disímiles no es fácil, máxime cuando se habían empezado a armar “bandas” para operar en favor de cada integrante de la coalición oficialista en todas las ocho secciones electorales de la Provincia.
La diferencia entre la autoridad partidaria y actual secretario de Infraestructura Social Urbana y el presidente de la Comisión de Hacienda es clara. Uno conduce y arma, el otro es candidato. El armador, además, debe zurcir alianzas con otros actores territoriales importantes como Diego Valenzuela, Patricia Bullrich, y los PRO que quedaron dispersos luego de la durísima interna que tuvieron el año pasado entre la actual ministra y Horacio Rodríguez Larreta.
Por eso no llamó la atención que Pareja aceptara la invitación que le realizara el ex candidato en La Matanza, Eduardo Lalo Creus. Al enterarse el ex concejal que Fernando Espinoza le había clausurado la obra de un nuevo galpón de Mercado Libre, “Lalo” lo invitó al jefe de LLA bonaerense y reclamaron por la actitud del intendente que impide la generación de empleo por una cuestión burocrática que, dicho sea de paso, Marcos Galperin no había cumplimentado.
Son las pequeñas delicias que se viven en el Conurbano. Mientras manteros ilegales, depósitos clandestinos y contrabando de cualquier tipo de mercadería conviven a la vista de todos, si un intendente decide agarrárselas con alguien, debe cumplir con el 120% de las reglamentaciones para poder trabajar. Y quizás ni así lo consiga.
En tanto, el tándem Pareja – Espert deberá convivir más seguido con Valenzuela, quien ya no necesita decir que es PRO Libertario para identificarse directamente con el proyecto del actual presidente. Reunidos por un largo rato luego del Coloquio de IDEA, el intendente y el jefe de Estado compartieron miradas sobre la situación bonaerense. Es ahí donde Milei aprende más de lo que explica. Luego, economistas los dos, seguramente la conversación fue por otros andariveles como el cepo, la paridad cambiaria y la actividad económica, cuya recuperación será indispensable para el oficialismo si quiere tener una chance en el principal distrito electoral del país.
Valenzuela y Espert competirán por lo mismo dentro de tres años. Los dos sueñan con ser los candidatos a gobernador del oficialismo. Dos economistas, uno con el beneficio de haber iniciado la marca libertaria y dado los primeros debates fuertes en Provincia. El otro es un intendente exitoso que ha instaurado la discusión de la reducción de tasas e impuestos para beneficiar al “laburante”, como le gusta decir.
¿Qué rol jugará Pareja? ¿Se conformará con solo ser el “armador” y “decisor” en la mayoría de los cargos de la Provincia de Buenos Aires? La idea de que el senador provincial en uso de licencia sea el conductor y los otros meros candidatos amenaza, siempre, entrar en crisis. Los egos y el poder no conviven con este tipo de diseños, sino, preguntarle a Mauricio Macri por Bullrich, Milei y Horacio Rodríguez Larreta en este mundo y a Cristina Fernández de Kirchner por Alberto Fernández, Daniel Scioli y Axel Kicillof en el otro.
Acerca del PRO, está todo dado para que Diego Santilli compita en la Provincia de Buenos Aires en el marco de un acuerdo electoral con los libertarios. Pero todo está sujeto a cómo terminen las negociaciones y las relaciones en la Ciudad Autónoma, en la que Jorge Macri sabe que Karina Milei y Martín Menem quieren encerrarlo. Santiago Caputo, el cerebro político y jefe del poder presidencial – tal cual lo calificó Mauricio Macri – arrinconará a quienes aún dan un vital apoyo parlamentario hasta que crea que no puede más y empezará a negociar.
La idea de que los votos de Juntos para el Cambio irán mansamente el mileísmo es una hipótesis casi indiscutida en la Casa Rosada, donde un despacho empieza a ser visitado con más frecuencia que hace algunos meses. Es donde funciona la mixtura de la Jefatura de Gabinete e Interior.
Lisandro Catalán, la mano derecha de Guillermo Francos, escucha los reclamos y las propuestas de quienes están fuera del poder. De gran relación con Martín y Lule Menem, también es un buen consejero de Pareja a la hora de encauzar las negociaciones cruzadas que permiten sobrepasar vetos y mantenerse con iniciativa política. El viernes viajará a Tucumán, su provincia natal, en uno de sus primeros avances como parte de la cada vez más ampliada mesa política nacional, esa de la que Milei quiere saber poco o nada con lo que pasa.
Que otros actores empiecen a tallar en la cancha de la “mesa política” fue la consecuencia de la malograda actividad de Parque Lezama, donde quiso armarse un encuentro revitalizador y se transformó en una catástrofe visual, con bombos, micros y bengalas. No en vano desde la centralidad de Caputo se dio la orden a los “libres pensadores que tenemos en la Provincia”, en referencia a concejales y coordinadores, “a no salir más en los medios”, algo que, por ahora, por miedo o aceptación, la mayoría está cumpliendo.
