
Hay dos formas de reaccionar ante una situación adversa. Afrontar el mal momento, dar la cara, mostrar ganas, rebeldía y personalidad o bajar los brazos y continuar hundiéndose, como River ayer en La Paternal. Porque en un duelo de golpeados, Argentinos Juniors salió desde el primer segundo a bancar a su entrenador donde más vale, desde el juego, mientras que los dirigidos por Martín Demichelis dejaron otra imagen apática durante 90’ en los que reinó el desconcierto y sin una mínima señal de carácter que invite a imaginar una reacción inmediata.
El cumpleaños 123 parecía ser la excusa ideal para River dejara atrás el papelón en Mendoza y se regalara una revancha, pero la piñata quedó impecable y la torta no salió de la heladera. Porque más allá de que si Miguel Borja no hubiese intentado ajustar tanto la definición al palo izquierdo del Ruso Rodríguez quizá la película hubiese tenido un comienzo diferente, en el Diego Maradona siempre dio la sensación de que el Bicho tenía el control del partido y el bombazo de Lescano fue el fiel reflejo del descalabro del equipo, con la nula resistencia de Rodrigo Villagra -minutos antes, Demichelis lo había llamado para darle indicaciones-, y un cúmulo de errores individuales y grupales.
Así, mientras Lescano tuvo la lucidez de cerrarse como enlace en cada intervención para aprovechar las espaldas del ex Talleres, cuyo nivel es más que preocupante y trae inevitablemente al recuerdo a Enzo Pérez, River nunca entendió que una cancha con dimensiones reducidas hay que jugar a un toque para desactivar la presión y tener verticalidad. ¿El resultado?
Echeverri y Barco abusaron de la gambeta y fueron neutralizados por dos pulpos como Gamarra y Oroz, Colidio y Borja chocaron contra Galván y Vega y volcar prácticamente todos los ataques por la derecha con Sant’Anna hizo desaparecer del mapa a Milton Casco. Apenas la rebeldía de Rodrigo Aliendro y la calma que transmitió Paulo Díaz -aunque no la pasó bien ante Gondou- fue lo rescatable de un primer tiempo en que parecía que River no podía jugar peor. Pero lo hizo…

La entrega de Argentinos continuó siendo total después del 0-4 frente a Corinthians y el 0-3 ante Racing y Pablo Guede, tan resistido como Demichelis, al menos intenta recomponer la relación con un dibujo clásico y retoques lógicos. Por su parte, Demichelis, al margen de asumir la responsabilidad en la conferencia y de retratar lo que se vio, que es un River que no jugó como se caracteriza, otra vez metió cambios difíciles de analizar.
La salida de Aliendro (amonestado) dejó solo en la contención a un abrumado Villagra (también con amarilla y luego reemplazado por Fonseca), Barco y Solari retrocedieron varios metros y se alejaron de la zona de gestación y Solari volvió a ser pura insinuación y nula concreción, con la salvedad de que su cabezazo sobre el final fue lo único peligroso de River en la segunda parte.

Mientras en La Paternal se fueron a comer locro y pastelitos entre aplausos, River volvió a flaquear de visitante y, en la semana de Mayo, este jueves el Monumental será un verdadero Cabildo abierto. MD ya asumió que el clima no será el mejor y el descontento de 85 mil almas abarcará a los jugadores. Sin embargo, por esas cosas que tiene el fútbol, el equipo que no hizo pie ante el Bicho, que se carhó de infracciones, que fue una sombra y que dejó pasar la chance de dar una muestra de carácter puede ser el mejor de la fase de grupos de la Libertadores…