
Por: Maria Florencia Romero/PP
En el ámbito de la salud, la relación entre los pacientes y los profesionales debería basarse en el respeto, la empatía y la comprensión mutua. Sin embargo, en el contexto de la gineco-obstetricia, muchas mujeres alrededor del mundo han experimentado lo contrario: una atención caracterizada por el maltrato, la falta de consideración y, en algunos casos, la violencia. Este fenómeno, conocido como violencia gineco-obstétrica, ha sido objeto de creciente atención y debate en los últimos años, destacando la necesidad urgente de abordar y erradicar estas prácticas nocivas.
Es crucial comprender que la violencia gineco-obstétrica no es un problema aislado, sino una manifestación de una cultura más amplia de discriminación y desvalorización de las mujeres. Al reconocer y abordar esta violencia, damos un paso importante hacia la construcción de un sistema de salud más justo y equitativo, donde todas las mujeres puedan recibir la atención digna y respetuosa que merecen.
La violencia gineco-obstétrica es una forma específica de violencia de género que ocurre en los contextos de atención sanitaria, particularmente durante el embarazo, el parto y el postparto. Esta violencia puede manifestarse de varias formas, incluyendo el trato deshumanizado, la negligencia, la medicalización excesiva y la falta de consentimiento informado.
Definición y Manifestaciones
*Violencia Gineco-Obstétrica*: Se refiere a cualquier acción u omisión por parte del personal de salud que degrade, discrimine, humille o cause sufrimiento físico y/o emocional a las mujeres durante la atención ginecológica y obstétrica.
*Manifestaciones Comunes*:
1. *Trato Deshumanizado*: Incluye comentarios despectivos, burlas, gritos y actitudes de indiferencia hacia el dolor y las necesidades de la paciente.
2. *Medicalización y Procedimientos Innecesarios*: Realización de intervenciones sin justificación médica adecuada, como cesáreas innecesarias, episiotomías rutinarias y uso excesivo de medicamentos.
3. *Falta de Consentimiento Informado*: Realización de procedimientos sin explicar adecuadamente los riesgos y beneficios o sin obtener el consentimiento de la mujer.
4. *Negligencia y Omisión*: Falta de atención oportuna y adecuada, ignorar las señales de complicaciones, y no brindar la información necesaria para tomar decisiones informadas.
Las consecuencias de la violencia gineco-obstétrica son profundas y duraderas. Físicamente, puede causar infecciones, dolor crónico y complicaciones de salud que afectan la calidad de vida de las mujeres. Emocionalmente, puede llevar a trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático. La desconfianza en los servicios de salud es otro efecto colateral significativo, haciendo que muchas mujeres eviten futuras consultas médicas por temor a ser maltratadas nuevamente.
*Acciones para el Cambio*
Para combatir la violencia gineco-obstétrica, se requieren esfuerzos concertados en múltiples frentes. La educación y capacitación continua del personal de salud es esencial para fomentar una atención respetuosa y centrada en la mujer. Además, es necesario implementar y hacer cumplir políticas y leyes que protejan a las mujeres de cualquier forma de maltrato en los servicios de salud.
Por: Maria Florencia Romero/PP